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Los factores ansiógenos se multiplican por cien cuando zozobra el punto x que estabiliza nuestra psique.

Es simple, con la ansiedad hasta  los subcomponentes del elemento ansiógeno se convierten en punching balls de odio.
La irascibilidad es agotadora. El odio es agotador, si. Pero aún agotan más los incansables intentos de las personas que rodean al sujeto por obligar/ alentar al mismo a adaptarse a los elementos punzantes y vivir con ellos. Si muchxs supierais…Que nadie desea más que el ansioso mismo, despreocuparse por las cosas que componen y compondrán su vida, siguiendo el sendero con la cabeza gacha del «deber de ser normal».
El dolor no cura.
Pero pierdes esa esperanza cuando vomitarlo tampoco.

Cómo queréis curar al mundo contaminado, con culpa.
Para la ansiedad un médico psiquiatra tipo esta programado para recetar ansiolíticos y recomendar hacer cosas ociosas y de gusto del paciente.  No entiende el dolor.
Personas que amenazan a otras personas bajo la sospecha de trastornos varios; » No se que haría si tú me dieses el disgusto de cometer semejante barbarie» por ejemplificar al azar, como si el «TOC alimenticio» fuese una elección basada en la libertad y voluntad.
Personas que usan la expresión sentirse depresivo para denotar tristeza, ante una persona con depresión.
Esa manía de llamar «rachiyas» a las fases bajas como si ocurriesen una vez cada tres años.

Esa manía que tenemos de intentar responder sin haber preguntado primero. Hay tantos tipos de dolores y tantos difíciles de explicar que si algunas personas se asomasen medio microsegundo al abismo de esa negrura, no podrían volver a dormir.

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